"DICHOSA EDAD Y DICHOSOS SIGLOS AQUÉLLOS A QUIEN LOS ANTIGUOS PUSIERON EL NOMBRE DE DORADOS, Y NO PORQUE EN ELLOS EL ORO, QUE EN ESTA NUESTRA EDAD DE HIERRO TANTO SE ESTIMA, SE ALCANZASE EN AQUELLA VENTUROSA SIN FATIGA ALGUNA, SINO PORQUE ENTONCES LOS QUE EN ELLA VIVÍAN IGNORABAN ESTAS DOS PALABRAS DE TUYO Y MÍO"

lunes, 25 de mayo de 2009

La deuda de los canallas.



Si te digo la verdad, hace un tiempo que empecé a aborrecer a Arturo Pérez Reverte. Le veía como a un escritor de baratijas protegido por su papel de ex corresponal de guerra y disfrazado de tipo duro al más puro estilo Eastwood, pero hace poco, cuando terminé una interesante lectura de Raúl del Pozo, otro atrapa balas especializado en conflictos del desierto -hay que ver lo que da de si la antigua Mesopotamia-, comencé a leer, no muy convencido, una de las primeras obras del navegante murciano -navegante por eso de su pasión al mar- titulada El maestro de esgrima. Tengo que confesarte que me sorprendió. Y me sorprendió de forma grata. Tal vez le tenía mal conceptuada y caí en en error -craso error- de calificarle y juzgarle desde el punto de vista personal y no desde las bases de su trabajo como escritor. Me sentí algo miserable, algo ruín y algo, pero solo algo, canalla, y recordé al momento esos buenos ratos pasados con el capitán Alatriste y esa España de muros derruida que decía Quevedo, y que no era otra cosa que la abyecta y obtusa España de los Austrias vagos. El capitán Alatriste inculcó en mí, en cierto modo, esa pasión por la Historia de nuestro país cuando todos éramos católicos y todos íbamos a misa, incluso alguno había por ahi que escuchaba tres o cuatro diarias -léase Felipe II, el Rey Austero-. El capitán Alatriste y su fiel Íñigo me hicieron pasar tardes memorables frente al mar Mediterráneo, sonriendo bajo la cálida brisa de las costas de Cádiz. No he escrito ésto para justificar el trabajo de Pérez Reverte, ni mucho menos, pero sí empujado por esa deuda que tenía contraída con él desde hace años. Hoy creo que la he saldado. A partir de ahora podré juzgarle a mi antojo. O eso espero. Que el Señor os proteja.

5 comentarios:

Arantza G. dijo...

Creo que es un error juzgar a una persona sin conocerla y el hecho de que escriba no quiere decir que se le conozca.
Puede estar representando un papel ¿no?

Te echaba en falta.
Por el tiempo que has estado estudiando espero que el resultado haya sido satisfactorio y te veas recompensado con buenas vacaciones.
Un abrazo.

AlbertoEstévez dijo...

Gracias nuevamente por tu comentario Arantza, yo también echaba en falta el blog y vuestros comentarios, pero la prolongada tardanza en volver por estos lares es debida a que no podía fallar más a alguna gente y debo decirte que, aunque tarde, este año ya podré presentarme a Selectividad. Que Dios reparta suerte.
Un abrazo compañera!

mikelbruno dijo...

Hola Alberto, creo comprender tu sentir. Pasé por algo parecido con Jorge Luis Borges. El asunto se resolvió favorablemente al comprender que existe lo que denomino claridad parcial, alguien puede mostrar excelencia en un ámbito, en este caso la literatura, y comportarse neciamente en otros aspectos del vivir. Ahora puedo apreciar a un orfebre de las letras como Borges sin que se inmiscuyan ciertas posiciones de su vida personal con las cuales no tengo afinidad. Un abrazo

AlbertoEstévez dijo...

Gracias por tu comentario Miguel Ángel, has comprendido perfectamente ese sentir que transmito en el texto, aunque queda decir que no se puede comparar la escritura de un grande de las letras como Borges -al cual estoy estudiando este año, junto con otros grandes de la literatura hispanoamericana- con Arturo Pérez Reverte que, aunque buen escritor, no llegará a ser uno de los ases de la literatura española.
Otra vez gracias desde Madrid.

Lola dijo...

A mi me paso con Wagner lo que a ti con Perez Reverte, su caracter y su vida me inspiro siempre una gran antipatia. Pero cuando he oido su musica, cuando la he comprendido, mi admiracion por el es total.
Leo tu blog y me gusta. Seguire. Besos Lola
http://boheme.zruspas.org