
A veces las personas pensamos que somos indestructibles, y es ese pensamiento el que, irremediablemente, nos conduce a la autodestrucción. Entonces es cuando percibimos lo equivocados que estábamos. Ese pensamiento de ser indestructibles, ese concepto, siempre irá tiznado con considerables dosis de autosuficiencia y de arrogancia. Sus síntomas son claros. Excesiva confianza en nosotros mismos. El antídoto a utilizar en estos casos suele ser la reflexión y la autodeterminación. También ausentarnos con nuestros más preciados hobbies, como pueden ser la lectura, la música, los paseos por la ciudad o por el campo, y en casos extremos el deporte. Siempre es bueno liberar adrenalina mediante unos chutes de 100 metros a sprint, aunque yo cada vez me siento más incapaz. El tabaco hace lo suyo, obviamente. Si me sincero con vosotros, a mí, perosnalmente, lo que más me libera de mis problemas cotidianos, sean serios o menos serios, siempre será la música y unas canastas de baloncesto. También hablar con los amigos puede ayudar, pero a mí no me libera especialmente de la problemática diaria, semanal o mensual. Tampoco recomiendo el alcohol, pues a partir de unas cuantas horas, por las cuales resbalan vasos y más vasos del licor ámbar en la barra de una bar, sueles ver la vida de un modo más agresivo, y lo que es más peligroso, más fácil. Resumiendo, el alcohol no es un compañero honesto.
En cambio, cuando tengo un problema que me carcome la cabeza hasta que me duele, soy incapaz de mantener una lectura seria. Me es realmente imposible y es que las letras bailan ante mis ojos mientras yo vuelo hacia esos mundos de venganzas, sueños rotos y sueños por cumplir. Una prueba más de que el hombre no es indestructible. Una prueba más de la estupidez del ser.
También es cierto que los problemas es mejor afrontarlos en compañía fiable y capaz que de modo solitario, aunque conozco personas valientes que afrontaron la batalla de los problemas serios de modo solitario, sin compañía, cuerpo a cuerpo con diversos y múltiples enemigos y salieron magullados, aunque victoriosos. Es innegable la valentía, la perspicacia y el heroismo de algunas personas. Aunque éstas sean una especie en extinción en la actualidad.
El mundo ya no es un lugar seguro.
Pero es el único lugar que tenemos para ser felices, y por lo menos, si somos valientes, hay que intentarlo.