Allá fuera hace frío, pero la nieve que cayó aquella mañana ya ha desparecido bajo las ruedas impías de los automóviles y las pisadas huecas, vacías, estúpidas, de miles de personas que ponen rumbo a su trabajo. Aún no hay tiempo para la reflexión, y menos para el lado poético de estas vidas que se esfuman bajo una nívea capa caída a cuentagotas. No. No hay tiempo aún para nada.
Soledad. Frío. Desamparo. Nunca entendí porque estas palabras -entre otras muchas- pueden causar desaliento. Cuando menciono, en voz baja, la palabra "soledad" siento que se me vacía el alma, y lo encuentro atractivo. "Soledad", "soledad". Puedo provocar en mí un vacío cuando menciono, aunque sea en voz baja, una palabra que nunca, hasta el momento, me atreví a pronunciar en voz alta. Yo creo que soy solitario, aunque de manera inconsciente. Me gusta la compañía, pero me gusta estar solo, y es que hay momentos en los que yo mismo me incomodo. ¿Quién me habrá invitado a reflexionar sobre mis cosas? ¿Somos tan solitarios que despreciamos, a veces, incluso nuestra propia presencia?... y es que cuando más a gusto me siento es cuando estoy en el campo solo, con un folio desatado de furia y doblado en mil caras, con mis palabras, mis frases incongruentes, mis ensoñaciones y mis defectos, con el humo de mi cigarrillo formando cortimas de humo, ocultando mi rostro, y parece que estoy tras una tienda de campaña, o tras una catarata. Soledad es viajar sin uno mismo, andar sin rumbo, solo, hacía nuestros sueño y nuestras pesadillas, errar a ninguna parte sin equipaje, solo un cuerpo inerte, muerto, cochambroso y renquante a través del páramo de la Vida y de la Muerte. Siempre estamos solos, aunque lo neguemos rotundamente una y otra y mil veces más. Siempre Soledad. Siempre. Y si alguna vez te sientes acompañado, eres dichoso, pero desconfía de la compañía sincera, pues la sinceridad siempre fue arma de doble filo.
"Soledad". La palabra en sí es yerma. Está vacía, pero es tan congratulante... Tan estimulante que si la buscas comprendrás por que caprichosas praderas cantarinas caminamos sin sentido. Soledad es volar sin uno mismo, volar el otro sin nosotros, respetar esa intimidad violada de ese otro Yo al que esclavizamos, subyugamos, extinguimos... No seamos dictadores, no impongamos, no infravaloremos, pues ese otro Yo es el que nos corresponderá y el que luchará con espada de samurai, con velocidad de pantera o tigre junto a nosotros en la Vida y en la Muerte. Aprende a estar solo, y podremos jugar a estar ausentes, pues lo que está ausente es lo que esperas, lo que ha huído, lo pasado, pero lo que es tuyo -aún- es el presente. Que Dios nos pille confesados, compañero.
3 comentarios:
Vaya vaya, compañero del alma, compañero. ¡Quién lo iba a decir! Así que cotilleando en los blogs de la gente eh...
Me gustó lo que escribiste. La verdad es que tu forma de escribir refleja bien tu actitud, es muy tú.
Mañana nos vemosss!
Muchas gracias por pasarte por mi blog y por comentar!
A mí también me gusta lo que escribes pero hazle caso a lucía, que sabe más de prosa.
Hola Alberto, me gustó mucho tu escrito, un abrazo allende los mares.
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